¿Qué es una rinoplastia?

También conocida como cirugía de nariz, es una cirugía destinada a modificar el tamaño de la nariz, modelar su forma en la punta o dorso, estrechar los orificios nasales o rectificar el ángulo entre nariz y labio superior, obteniendo un resultado de aspecto natural en armonía con el resto de estructuras faciales. También se emplea para la corrección de problemas congénitos mejorando problemas de resistencia nasal a la respiración.

¿Para quién está indicada la rinoplastia?

Está indicada para aquellas personas que deseen pulir defectos puntuales de su nariz, sin pretensión de lucir el prototipo de órgano nasal. Un buen estado de salud general y madurez psicológica serán decisivos a la hora de valorar la candidatura del paciente. La rinoplastia con fines estéticos deberá ser llevada a cabo una vez que la nariz haya completado su desarrollo, alrededor de los 15 años en las mujeres  y algo después en los hombres, excepto en los casos en que la respiración se vea comprometida severamente.

Procedimiento quirúrgico

La intervención podrá ser realizada con anestesia local más sedación o con anestesia general, siendo esta última la elección más frecuente, con una duración aproximada de entre una y dos horas (en casos más complejos podrá alargarse). Según el caso nos encontraremos ante una cirugía ambulatoria o se requerirá de una noche de hospitalización, como norma general.

El cirujano separará la piel de la nariz de su soporte compuesto a base de hueso y cartílago que se esculpirá con la forma deseada. Finalmente la piel será redistribuida sobre este nuevo soporte remodelado.

Según la ruta de acceso a la zona, los cirujanos podrán decantarse por dos opciones:

–  RINOPLASITA CERRADA: la operación se realiza practicando incisiones en el interior de la cavidad nasal de manera que no quede visible ninguna cicatriz en el exterior. A través de las fosas nasales se accederá al interior de la nariz, donde se tallarán y modelarán los huesos y cartílagos nasales configurando así la estructura final.

–  RINOPLASITA ABIERTA : la operación es llevada a cabo en aquellos casos en los que el paciente presenta grandes deformaciones en los cartílagos de la punta nasal, quedando una pequeña cicatriz en la base de la columela.

Culminado el procedimiento, se inmovilizan los tejidos escayolándolos, garantizando así la estabilidad de las modificaciones practicadas previniendo también las posibles hemorragias postoperatorias que se pudieran derivar mediante el taponado de la luz de cada orificio.

Aun tratándose de una técnica de bajo riesgo, como en toda cirugía, existen posibles complicaciones, de las que cabría destacar una eventual infección, hemorragias nasales, reacciones a la anestesia, y aparición de petequias cutáneas (diminutos puntos rojos sobrevenidos por roturas capilares).

Cuidados posteriores

En los tres primeros días es habitual que aparezca una cierta edematización de cara y nariz, acompañada de cefalea, que se combatirá con:

  • Administración de analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos.
  • Posturas que favorezcan el drenaje de fluidos tales como mantener la cabeza erguida.
  • Aplicación de apósitos fríos para mitigar la hinchazón y reducir la sensación de malestar.
  • La maniobra de sonarse la nariz debe evitarse drásticamente, como mínimo, durante una semana.

Durante los primeros días después de la cirugía estética, cuando la cara aún está hinchada y con hematomas, es fácil olvidarse de que nuestro aspecto vaya a mejorar por lo que es posible que algunos pacientes puedan sentirse algo deprimidos; es un sentimiento normal.

Día a día el aspecto mejora y el paciente comienza a sentirse más contento. En 1 ó 2 semanas, no parecerá que usted se haya sometido a una cirugía. La mejoría es progresiva y gradual, aunque un mínimo de hinchazón puede mantenerse, sobre todo en la punta, durante unos meses. El resultado definitivo no será patente hasta pasado 1 año aproximadamente.